En Granada es posible.

Buenas noches bienvenidos, a los hijos del rock & roll… era la apertura obvia para un concierto lleno de promesas e ilusiones entre los asistentes. Miguel es mucho Miguel y entre todo el cartel estaba claro que tenía que ser el encargado de abrir un concierto que se ha denominado como “histórico” en los medios. En Granada, cuando nos juntan a “nuestros grupos”, a los de siempre, cuando nos tocan la fibra sensible, respondemos. Y eso debieron pensar “Las del cine” cuando decidieron montar todo esto porque, si bien como idea no estaba mal en la práctica no estuvo exento de dificultades y alguna que otra deficiencia.

Empezando porque las puertas permanecían cerradas cuarenta y cinco minutos después de lo anunciado, que los encargados de informar mínimamente de por dónde se iba a entrar, hicieron que parte de los asistentes (entre los que nos encontrábamos nosotros) diésemos varias vueltas alrededor del Palacio de Deportes buscando una puerta que luego resultó no existir.

Después, una vez dentro, esperar con buena música el comienzo y ver subir al escenario a Niños Mutantes y a Carlos Tarque (M Clan) para acompañar a Miguel Ríos en ese “Bienvenidos” que todos intuíamos iba a abrir la noche hacía olvidar algunos de los problemas y sinsabores previos. Con ese comienzo y la gente en pie y coreando desde el minuto cero todo lo que pudiera venir detrás iba a ser bien recibido.

A partir de ahí, intentar contar cómo estuvieron una serie de grupos que venían ya con el sello de calidad por delante es entrar a repetir lo que todo el mundo sabe o hacer de esto una crónica demasiado previsible por lo que creo que puede ser más interesante quedarme con lo verdaderamente importante y resaltar lo que, de alguna forma, se pudo salir de la tónica general.

En ese sentido, los chicos de Lemon Parade, tuvieron algún problema con una guitarra (que sonaba completamente desafinada) y no pudieron aprovechar del todo la gran oportunidad que suponía estar allí. Dejan así en el aire, para los que no le conocíamos, una valoración más positiva de su actuación. Quizás en otra ocasión, quien sabe.

Los que sí la aprovecharon fueron Royal Mail, ganadores del Emergentes 2013 y finalistas del Ojeando y el Hip Pop Rock de Marchena, y lo hicieron estrenando dos temas del disco que acaban de grabar y que, aunque aún no está disponible en formato físico, sí está sonando ya por las redes a través de su bandcamp. Dos temas muy bien elegidos para la noche, How Could I Ludwig? y I can’t follow, que dan una idea muy clara de lo que se traen entre manos estos chicos y que allí sonó de escándalo y, si bien más de uno esperaba escuchar su Majesty, la ocasión era muy propicia para ponerse de largo y de estreno y ahí estuvieron acertados. Aviso, el material que van a presentar va a dar mucho que hablar así que una vez que nos dejemos de «historias» hay que centrarse nuevamente en lo que está por venir en la ciudad.

Tras ellos, Los Esclavos y, sobre todo, la voz de Migue traían otro trozo de la historia de la música en la ciudad con buen gusto y buen hacer y demostrando que han aportado también su granito de arena a todo lo que hoy en día se está viviendo en Granada. Ahí sí tengo que reconocer que, al no haber sido uno de mis grupos de cabecera, me sorprendió encontrar más de lo que yo esperaba de este grupo. Grata sorpresa que me ha hecho empezar a bucear e investigar entre su música como deuda pendiente con ellos.

Eso sí, en cuanto José Antonio García salió al escenario maracas en mano el público se vino arriba de forma masiva y entre voces de “Pitos” y “Cero… Cero” se dispusieron a corear La vida qué mala es y acoger con verdadera emoción el momento en el que José Antonio y Lapido compartieron escenario para cantar Otros como yo y dejar para el recuerdo unas imágenes muy deseadas y cotizadas entre los granadinos. Ese fue, quizás, uno de los grandes momentos de la noche o al menos el que más emociones dejó entre el público que tanto admiraba a los 091. En plena forma José Antonio García, con la voz y la actitud intactas se dejó querer y aplaudir y compartió con el público esos momentos tan importantes.

Después, Miss Cafeína con el granadino Álvaro a la guitarra, ya se encontró el ambiente al rojo y lo mantuvieron así sin demasiado esfuerzo porque, estos chicos, saben bien lo que hacen y se ganan al público con unas letras y una música que está llegando mucho no sólo a las jóvenes generaciones sino también a los que pasan de los cuarenta pero aún tienen ganas de buena música.

Tras ellos volvía el bien de la mano de unos tranquilos Pájaro Jack que, a todo pasado, quizás hubieran encajado mejor más al comienzo del espectáculo porque, si bien estos chicos son de lo mejorcito que está dando la tierra hay que reconocer que el tono más intimista de sus canciones hubiera quedado mejor un poco antes y, en esos momentos del concierto, supuso casi un parón en el ritmo de los asistentes.

Un también intimista Manu Ferrón mantuvo la tónica algo más tranquila que había dejado el anterior grupo y se dedicó a disfrutar y hacer disfrutar de un par de temas que sonaron estupendamente.

Todo ello casi un preludio de otra subida rítmica, esta vez de manos de los veteranos de la noche, Los Ángeles quienes, con un impresionante J.J. Machuca a los teclados y la magnífica apertura con la mítica 98.6 y si bien de los miembros originales sólo quedan Agustín y Carlos, el resto de Ángeles (entre ellos Popi, hijo de Poncho) fueron bastante fieles al sonido original de la época y levantaron al sector menos joven del público, aunque no por ello menos fiesteros, como se demostró anoche.

Y con el ambiente más caldeado aún si cabía, la salida al escenario de Manuel España y lo que es ahora La Guardia marchó uno de los grandes momentos de la noche porque, en Granada, en los ochenta, o se era del Madrid o del Barcelona, o se era de los Cero o de La Guardia (o te gustaba toda la música, como ha sido siempre mi caso) y los seguidores de este último corearon de principio a fin dos de los temas más conocidos por todos, Mil calles llevan hacia ti y Cuando brille el sol, temazos sin los que la noche hubiera estado incompleta.

También con temas muy conocidos y con el público cantando a voz en grito Napoleón Solo retomó un par de los más conocidos de su último disco, Antes de que ocurriera y Ramira, en lo que puede ser una de las últimas veces en los que las canciones de su Chica disco sean protagonistas de su repertorio ya que, en estos días, andan terminando de grabar el que será su tercer trabajo de estudio. Anoche, con gran parte del público cantando y saltando con ellos pusieron también una parte de sí mismos en lo que esperamos sea un documento que sepa recoger la esencia de lo ocurrido allí.

Otros que lo tenían claro y que trajeron canciones-bandera para no defraudar a su público y darse (y darnos) el gusto de cantar entre todos los temas elegidos fueron los Niños Mutantes con Náufragos y Errante, una apuesta más que segura que ganaron con creces al ver a todo el público en pie dejándose la voz con ellos. Se nota que es uno de los grupos más queridos por los granadinos y que ellos saben apreciarlo.

El que salió con una fuerza arrolladora fue, sin dudas, Antonio Arias (Lagartija Nick) con Eric Jiménez a la batería y unas ganas de comerse el escenario que no pasaban desapercibidas. Sin dejar atrás uno de sus temas más emblemáticos, El nuevo Harlem, Antonio demostró una vez más por qué se cuenta con él para todo lo que se hace en la ciudad y por qué es una pieza imprescindible en la música local.

Al finalizar, un solo de batería de Eric Jiménez dedicado a Morente nos puso los pelos de punta a más de uno y demostró por qué es uno de los bateristas más admirados dentro y fuera de Granada.

Llegando ya la última parte del concierto, M Clan se aseguró que la gente siguiera en pie y unió sus voces a la de Miguel Ríos y su música a la de Lapido que luego siguió junto al lujazo de banda que le acompaña (un impresionante Víctor Sánchez a la guitarra, uno de los grandes teclistas locales de adopción como es Raúl Bernál, Paco Solana al bajo y el gran Popi nuevamente a la batería) con los temas La antesala del dolor y Cuando por fin, también coreados por el público justo antes de que la fiesta ya se disparara con la presencia de Miguel Ríos en el escenario (gran momentazo verle junto a Víctor Sánchez), la subida al mismo de Niños Mutantes y el broche con Boabdil el chico se va al norte, Santa Lucía y, obviamente, el cierre final con Vuelvo a Granada que llegaba en el momento de apoteosis para dar cabida en el escenario a todos los grandes músicos que habían pasado por allí y despedir al público con los pertinentes agradecimientos y un inmejorable sabor de boca para todos los que, como yo, fuimos a darnos un baño de nostalgia y a disfrutar durante tres horas de un trozo muy importante de la historia de la música de una ciudad a la que amamos y admiramos.